Hace unos días me encontré con un tesoro. ¡Dos cajas de zapatos de niño vacías! Tenía clarísimo que acabarían recicladas, sólo faltaba decidir cómo. Tampoco me apetecía complicarme mucho, así que en un momento las he forrado con papel de regalo que tenía por casa y forro transparente para protegerlas un poco. Las tapaderas las han pintado de negro los príncipes y les hemos pegado unos círculos del mismo papel. En el fondo hemos puesto una base de goma eva.
Ahora ya lucen en la librería de mi estudio, guardando algunas de las manualidades pequeñitas más antiguas que había que retirar de la estantería. ¡Empezamos a tener problemas de espacio para tanta creación!
Y ya metida en faena, me he animado con una tercera caja muy especial para mí. Es la cajita que contenía las horquillas de florecitas que lucí el día de mi boda. Quería tapar el nombre de la tienda de novias donde las compré y disimular de alguna manera los restos de fixo despegado de un lateral. Como el color me encanta, no quería forrarla por completo, así que he optado por usar algunos retales de papel y washi tape.
La librería de mi estudio está quedando muy lucida, mucho más ordenada y con este toque craft tan nuestro. Esto es lo que yo llamo decordenar. ¡Ya tengo otras dos cajas más esperando su momento!
EDITADO:
Llegado el calorcito y el cambio de ropa y calzado, al final fueron tres cajas más. ¡Qué vicio!
Estas hecha una artista!!!
ResponderEliminarTe han quedado preciosas!
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